Publicado en Esperanto, en febrero de 1988, en la revista:
La gran Depresión
El 23 de octubre se produjo una gran caída en el valor de las acciones en el mercado de
valores de Hong Kong. Como resultado, durante los días siguientes se desestabilizaron
otros mercados bursátiles del mundo. Cuatro días después, la principal bolsa del mundo, la
de Nueva York, tuvo que paralizar sus operaciones bursátiles tras una enorme caída en el
índice de valor de las acciones. Todo esto es un evento importante no sólo para las perso-
nas, empresas e instituciones que están relacionadas con las operaciones financieras. El in-
terés en estas sacudidas financieras es bastante general en el sentido de que tienen un alto
impacto en la economía de todos y son una indicación de lo que le está sucediendo al
sistema económico global.
Para nosotros, los marxistas que queremos cambiar la realidad del mundo con el objetivo
de lograr el progreso social y la justicia, es interesante estudiar hacia nde se dirige la
economía mundial a largo plazo.
P
ara e
m
pezar
,
debe
m
os prestar atención al hecho de que la econo
m
ía
m
undial se encuentra en
una situación co
m
pleta
m
ente nueva y hasta ahora desconocida
. N
uestro
m
undo ya es plena-
m
ente in
m
erso en un proceso deflacionario o depresivo
,
cuya duración e intensidad sabe
m
os
que será grande
,
pero que por ahora no podemos prever su culmen y sus resultados finales.
L
as depresiones econó
m
icas son un co
m
ponente inevitable del siste
m
a capitalista
;
constitu-
yen la fase descendente de esos ciclos que se repiten constante
m
ente en el funciona
m
iento de
la econo
m
ía capitalista
. P
ero hasta ahora
,
esos períodos de depresión se han producido en el
m
arco de econo
m
ías li
m
itadas a nivel nacional
,
donde los órganos de gobierno podían inter
-
venir eficaz
m
ente
. L
as depresiones que se produjeron después de la
S
egunda
G
uerra
M
undial
,
hasta principios de la presente cada
,
fueron
m
itigadas y contrarrestadas por las intervencio-
nes de los poderes estatales del país
,
que acudían en ayuda de la econo
m
ía a través de dispo
-
siciones financieras
(
co
m
o la reducción de los tipos de interés
)
y disposiciones fiscales
(
co
m
o
la reducción de impuestos) que gradualmente provocaron un aumento de la inflación y -
ficits en los presupuestos de los gobiernos. La inflación es un ataque a los ahorros anti-
guos (debido al crecimiento del papel moneda circulante, los billetes previamente existentes
pierden parte de su valor
);
un gobierno prudente debe tratar de garantizar que la inflacn no
sea
m
ucho
m
ayor que la tasa de interés
. P
or otro lado
,
el au
m
ento de los déficits presupuesta
-
rios es un ataque a los ahorros futuros
(
los déficits deben cubrirse pidiendo prestado a los ban
-
cos o e
m
itiendo deuda pública
;
en a
m
bos casos
,
las su
m
as prestadas y los intereses correspon-
dientes tendrán que pagarse en el futuro
);
tal endeuda
m
iento es lícito para los gobernantes
sólo cuando el propósito del dinero prestado es invertir para el futuro; así la gente del fu-
turo pagará junto con sus antepasados sólo aquellos ele
m
entos que sean compartidos por a
m
bas
generaciones
(
caso de las carreteras con peaje
). C
o
m
o se dijo
,
hasta ahora era posible que los
gobiernos del país hicieran ese tipo de inversión y ese tipo de intervención en la econo
m
ía.
P
ero en la nueva fase de una econo
m
ía global o de escala
m
undial
,
los gobiernos no son ca
-
paces de moderar, y mucho menos eliminar, las depresiones. Los poderes estatales siguen
siendo total
m
ente i
m
potentes frente a los
m
ercados financieros de escala
m
undial
,
que pueden
hacer circular por todo el mundo tanto dinero y tan rápidamente. Las nuevas tecnologías
hacen inútiles las leyes de control de capitales promulgadas por los gobiernos nacionales.
Actualmente el dinero no cruza fronteras en maletas como ocurría en la fuga de capitales
de las cadas anteriores; por el contrario, puede transferirse
m
ediante operaciones financie-
ras realizadas a través de los ordenadores del hogar a través de la red Internet
. L
a existen-
cia de mercados de capital globales y la existencia de herramientas electrónicas para el co-
m
ercio hacen posible transferir muy rápidamente enor
m
es su
m
as de dinero a todo el
m
undo
.
L
a interconexión de los
m
ercados
m
undiales nolo no i
m
pide las acu
m
ulaciones que generan
las sobrevaluaciones financieras sino que
,
por el contrario
,
las potencia y crea las condiciones
para que todas ellas colapsen juntas. Se trata de capital especulativo que busca ganancias
rápidas y no piensa en inversiones para el futuro, que son necesarias para asegurar el pro-
greso econó
m
ico pero que no traerán ganancias
m
onetarias hasta mucho más tarde. En este
m
ercado especulativo los precios de los títulos financieros pueden alcanzar niveles insiste-
nibles
. L
a pida caída se produce cuando los precios e
m
piezan a bajar y todo el
m
undo se apre
-
sura a vender y nadie consigue liberarse del papel a tiempo.
Una caída de este tipo en el mercado de valores destruye una gran cantidad de riqueza per-
sonal, lo que tiene un efecto muy negativo en el gasto de consumo y la inversión. Con un
grado de crecimiento económico bajo, e incluso bajo cero, que se produce en los períodos
de depresión, el desempleo aumenta y los salarios disminuyen; además, en la economía de
escala global contemporánea, el desempleo también aumenta debido a la transferencia del
proceso de producción a zonas geográficas distantes con niveles salariales más bajos. A su
vez, la pérdida del poder adquisitivo de los asalariados provoca una nueva disminución en
el nivel de consumo, lo que a su vez provoca una nueva caída de los precios y, como re-
sultado de esto, el nivel de ganancias de las inversiones también disminuye, lo que reduce
el estímulo a la inversión y en consecuencia aumenta aún más el porcentaje de desempleo.
Y así la rueda sigue girando por el impacto adverso de unos factores económicos y pro-
ductivos sobre otros hasta la llegada a un grado insostenible e impredecible de paraliza-
ción de la actividad económica y productiva con altos porcentajes de desempleo, grandes
stocks de bienes manufacturados sin posible venta y gran capacidad de producción sin sa-
lida. En las condiciones de una economía de escala global sin ningún poder hegemónico a
escala mundial, las depresiones serán más frecuentes, más duraderas y más graves, y las
recuperaciones económicas serán más lentas y débiles.
P
ara afrontar esta situación
,
ya no son adecuados los gobiernos nacionales
,
ni siquiera los de
las grandes potencias econó
m
icas
(E
stados
U
nidos
, J
apón
, A
le
m
ania
...)
si no actúan todos al
unísono
. E
l hecho de que con
m
otivo de la reciente crisis burtil haya
m
os escuchado gritos
de responsables nacionales y expertos economistas pidiendo la intervención del Fondo
Monetario Internacional significa que se percibe la falta de alguna forma de liderazgo a
nivel mundial, que cumpla en el mercado global el papel que antes desempeñaban los go-
biernos estatales en los mercados de sus respectivos países. Pero falta ese agente mundial
para tomar decisiones, y el sistema económico con su ideología neoliberal carece de los
elementos teóricos y doctrinales que inspirarían y justificarían tal intervención.
La etapa de liderazgo mundial de los Estados Unidos en el campo económico definitiva-
mente ha llegado a su fin; el mundo se está volviendo política y económicamente multi-
céntrico, sin ninguna potencia hegemónica capaz de promulgar normas para el funciona-
miento del sistema económico global.
La ideología dominante del neoliberalismo requiere la no intervención de los poderes polí-
ticos en la regulación económica, e incluso la desaparición completa de la intervención es-
tatal
. T
al posiciona
m
iento del liberalis
m
o econó
m
ico contra la intervención del poder políti
-
co crea las condiciones para la depresión al
m
ismo tiempo que elimina la protección de esa
parte de la población que necesita la ayuda del Estado para lograr medios de vida y salud,
lo que intensifica las tensiones y conflictos sociales que añaden elementos adicionales per-
turbadores contra la estabilidad del sistema.
Estamos llegando a un punto en el que el capitalismo es el principal peligro para sí mismo y
el mayor obstáculo para su propia preservación. No es la primera vez en la historia que el
capitalismo genera contradicciones internas que amenazan destruirlo, pero sí, por aparecen
primera vez estas contradicciones concretas y en esta forma concreta. El capitalismo en
etapas pasadas encontró fórmulas y soluciones para salvarse de las dificultades en las que
se debatía, y no se puede estar seguro de que esta vez no podrá superar las contradicciones
actuales. Sin embargo, nosotros, actuando según el método marxista, debemos estudiar
cuidadosamente esta situación y su evolución, prestando atención principalmente a las
con-tradicciones que aparecen y a su profundización, con el objetivo de aprovecharla en
un proceso estratégico de liberación social.
La principal contradicción del capitalismo contemporáneo puede formularse de la siguien-
te manera: los controladores del poder económico mundial no pueden evitar utilizar su in-
fluencia sobre los organismos políticos de todo el mundo para asegurar ganancias y bene-
ficios monetarios durante un corto período de tiempo, pero mientras tanto todo lo que se
haga con este fin trae implícitamente una acumulación de riesgos de desastre en un futuro
lejano para el propio capitalismo, pero al mismo tiempo para toda la humanidad. Se trata
de un desastre económico debido a una depresión sin salida, pero también de un desastre
ecológico debido a métodos de producción irracionales, así como de un desastre demo-
gráfico debido a flujos masivos incontrolables de población y también de un desastre social
debido a un crecimiento excesivo de las diferencias sociales entre las distintas clases so-
ciales y el aumento descontrolado del desempleo.
Durante la marcha del mundo hacia ese impreciso pero inevitable punto de ruptura catas-
trófica del sistema, ciertos sectores o estratos de las clases dominantes podrán anticipar los
intereses del futuro frente a la inercia o falta de capacidad de reacción del resto atrapado
en la dinámica de los negocios encaminados al beneficio rápido en contra de la estabilidad
y salud del mundo futuro.
No es posible saber de antemano qué forma tomarán y cuánta intensidad tendrán los con-
flictos entre los sectores sociales en conflicto. Incluso si ambos aspiran -cada uno a su
manera- al éxito del capitalismo, los conflictos que surgirán entre los partidarios de las
soluciones socioeconómicas opuestas pueden ser muy agudos, e incluso militares. De gue-
rras inter-imperialistas anteriores surgieron revoluciones socialistas victoriosas. Ojalá los
futuros enfrentamientos dentro de la economía capitalista constituyan una nueva oportuni-
dad para los luchadores por un mundo más justo, más racional y más solidario.